martes, 28 de septiembre de 2010

HIPPIES

El hipismo fue un movimiento juvenil que tuvo lugar en los últimos años de la década de 1960 y que se caracterizó por la anarquía no violenta, la preocupación por el medio ambiente y el rechazo al materialismo occidental. Los hippies formaron una contracultura políticamente atrevida y antibelicista, y artísticamente prolífica en Estados Unidos y en Europa. Su estilo psicodélico y lleno de colorido estaba inspirado por drogas alucinógenas como el ácido lisérgico (LSD) y se plasmaba en la moda (el flower power), en las artes gráficas (el arte pop) y en la música de cantantes (baladas del Norte y blues del sur, dieron origen al rock) como Janis Joplin o de bandas como Love, Grateful Dead, Jefferson Airplane y Pink Floyd.
Conocido como “movimiento hippie”, este movimiento, como decíamos anteriormente, se caracterizó por la anarquía no violenta, por la preocupación por el medio ambiente y por un rechazo general al materialismo occidental. Los hippies formaron una cultura contestataria y antibelicista.
Desde 1963 el antagonismo de la juventud norteamericana a la guerra de Vietnam se exteriorizó en forma deserciones masivas y manifestaciones públicas. Hacia el fin de la década, el movimiento opositor se tradujo en:
 Bases filosóficas y religiosas de raíces orientales
 Pacifismo
 Preservación de la naturaleza
 Rechazo a las pautas culturales impuestas por el modo de vida estadounidense (crítica al modelo oficinista y burgués y especialmente al mandato familiar)

BEATNIKS
Beatnik es un término inventado en 1958 por el periodista estadounidense Herb Caen con el fin de parodiar y referirse despectivamente a la generación beat y sus seguidores, apenas meses después de que se publicara En el camino (On the Road), la novela-manifiesto del movimiento escrita por Jack Kerouac. Los escritores beat rechazaron el término por despectivo, sin embargo el mismo fue adoptado y difundido ampliamente por los medios de comunicación, aplicándolo a un estereotipo juvenil distinguible por la forma de vestirse y arreglarse que se hizo moda, y relacionándolo con una actitud proclive a la holgazanería, el desenfreno sexual, la violencia, el vandalismo y las pandillas de delincuentes. Con el tiempo la denominación terminó siendo aplicada de manera indiscriminada, tanto al estereotipo, como a los artistas de la generación beat y sus seguidores. Los beats y los beatniks se diluyeron en la segunda mitad de la década de los sesenta, inmersos en los movimientos contraculturales como los encarnados por los hippies, el rock, la revolución sexual y las luchas antirracistas y contra la guerra de Vietnam. Fuera de Estados Unidos, ambos términos "beat" y "beatnik" fueron utilizados como sinónimos, sin percibir el sentido paródico del segundo.

La filosofía beat era básicamente contracultural, antimaterialista, anticapitalista y antiautoritaria, que remarcaba la importancia de mejorar la interioridad de cada uno más allá de las posesiones materiales y de las reglas impuestas por el sistema. Otorgaron una gran importancia a la libertad sexual y a las drogas como ayudante de la exploración interior. Algunos escritores beat se acercaron a las religiones orientales como el budismo y el taoísmo. En política tendían a ser demócratas o socialdemócratas de centro izquierda (llamados "liberals" en EEUU), apoyando causas como las luchas antirracistas de esos años, aunque algunos de sus integrantes como William Burroughs, adhirieron a ideas paleoconservadoras. En el arte adoptaron una actitud abierta hacia la cultura afro-norteamericana, algo que resultó muy notable en el jazz y el rock and roll, aunque la Generación beat manifestó una abierta preferencia por el jazz moderno y un cierto desprecio por el rock and roll.

Década del 60 Parte I

Los años sesenta fueron una época de crucial importancia en la Historia del mundo, que han tenido una influencia larga y profunda en su evolución. Por supuesto, como suele suceder, el período citado no coincide exactamente con la década pero, empleando una terminología de Hobsbawm, quizá se pueda hablar de unos "largos años sesenta" que durarían entre 1958 y 1974. Los cambios que se produjeron no tuvieron que ver primordialmente con los políticos y de Gobierno que sucedieron en los países más desarrollados, sino más bien con una revolución cultural que contribuyó a crear una nueva sensibilidad y que permitió la aparición de un mundo en muchos aspectos esencialmente nuevo. Si la política pareció jugar un papel importante y estar a punto de producir incluso una revolución, su influencia resultó poco duradera y, además, en muchos aspectos poco digna de recuerdo, como más adelante veremos.
Por otro lado, tampoco puede decirse que la revolución cultural fuera una consecuencia de la llamada "contracultura". Ésta no estuvo articulada de forma propiamente dicha ni tampoco significó una alternativa a la sociedad existente; poco creativa en ideas, aunque mucho más en experiencias, dejó un rastro epidérmico. Lo que hubo, en cambio, fue una transformación y permeabilización de la sociedad que la cambió de forma sustancial en sus comportamientos en un plazo corto de tiempo. En gran medida este proceso fue obra de empresarios que buscaban sus propios intereses de acuerdo con una ética del beneficio; en otros aspectos se demostró el resultado final de un largo proceso con precedentes remotos. Lo que no hubo fue verdadera revolución. Los marxistas radicales pretendieron que iba a producirse algo que no existió y en cambio desdeñaron aquello que transformó lo más importante, es decir las condiciones de vida, las libertades personales y las relaciones familiares de los seres humanos.
Aun así resulta preciso hacer, al menos, alguna referencia a los aspectos políticos. En todo el mundo se sintió a comienzos de los sesenta una especie de nueva capacidad de enfrentarse con la realidad derivada de la ruptura con el inmediato pasado. La sensación de superación de la figura excesivamente paternal que era Eisenhower en Estados Unidos, el pontificado de Juan XXIII o el final de la IV República francesa fueron otros tantos nuevos puntos de partida para situaciones anquilosadas. De tener una significación ideológica precisa la mal llamada "Revolución del 68" tuvo un carácter libertario. El comienzo de los sesenta coincidió, por tanto, con unos años de esperanza casi ilimitada.
La revolución en las costumbres -no del 68 sino de esos años "largos años sesenta"- fue mucho más decisiva y duradera. Antes que nada supuso una creciente influencia de las actitudes de la gente joven que llegó a tener su propia subcultura propia. Ya Alfred Sauvy había escrito en 1959 un libro titulado La montée des jeunes. Una constatación obvia de cualquier analista es que en los años sesenta había más gente joven y con más dinero que gastar porque el "baby boom" precedente alcanzó su máximo en 1947, con lo que en 1960 esos niños habían cumplido 13 años. Además, esos jóvenes eran más acomodados que sus mayores. En 1957 un tan Eugene Gilbert publicó un libro dedicado tan sólo a la publicidad dirigida a la gente joven. Ese mismo año se estrenó Look Back in anger de Osborne en donde por vez primera se hablaba de los "young angry men" dispuestos a discrepar a fondo de la generación precedente.
Lo hicieron, ante todo, en expresiones subculturales aunque no se debe olvidar que la ampliación de la mayoría de edad y el derecho de voto a los 18 años se consiguieron en este momento. Los años centrales de los sesenta fueron fundamentalmente "los años ingleses" porque este país dio la sensación de establecer la pauta fundamental en cultura juvenil no sólo en Europa sino en todo el mundo. Así se percibe en la música. Sólo en Gran Bretaña hubiera sido posible que, por ejemplo, el jefe del "shadow cabinet", el laborista Harold Wilson se fotografiara con los "Beatles" o que recibieran con posterioridad la condecoración que les convertía en "Members of British Empire" (1965). Incluso su forma de vestir -a veces con recuerdos eduardianos- era una especie de ironía con respecto a la tradición británica. A fines de 1963 ocho de las veinte canciones más vendidas en Gran Bretaña procedían de discos de "The Beatles" y en 1964 con el tour de los Beatles en Norteamérica se hizo patente esta hegemonía. Hubo un momento en que llegaron a tener cinco canciones en la lista de éxitos norteamericana. Lo característico de "The Beatles" fue ser un producto de la clase obrera británica pero "The Rolling Stones" procedían de una clase social superior (su cantante, Mick Jagger, estudiaba en la London School of Economics).
Otro aspecto a destacar de esta década son las reivindicaciones de la población negra por alcanzar un estatus igual al de la blanca fueron constantes, en especial en Estados Unidos. Figuras como Martín Luther King o Malcolm X, desde posiciones distintas y con mecanismos diferentes, enarbolaron la bandera en contra de la discriminación racial, espoleada por las estadísticas que denunciaban que porcentualmente en Vietnam morían más soldados negros que blancos. Uno de los momentos culminantes de esta reivindicación y de mayor impacto mediático se produjo durante las Olimpiadas de 1968, cuando varios atletas afro-americanos subieron al podio levantando un puño enguantado, símbolo de la lucha racial. La transmisión por televisión del acto y su difusión en la prensa de los días siguientes dio al movimiento por la defensa de los derechos de los negros una publicidad y fuerza excepcional.
Otro fenómeno muy característico de los años sesenta fue la mercantilización de la belleza, considerada como un componente obligado del éxito. En general, a partir de este momento se atribuyó a la apariencia personal una importancia creciente en todos los terrenos, incluido el profesional. Muy característico de los años sesenta fue la insistencia en una imagen juvenil y aniñada de la que pueden ser un buen ejemplo las modelos británicas Twiggy o Jane Shrimpton. De ahí derivó un modelo de belleza femenina que sólo era posible gracias a los métodos de adelgazamiento o en las dietas.
El cambio más trascendental y duradero fue el que se produjo en la condición de la mujer. Fueron las mujeres que habían participado en las protestas de los sesenta quienes se lanzaron a un activismo de género y llevaron a cabo una revolución dentro de la revolución. A partir de 1968 proliferaron los ataques de las activistas a los premios de belleza femenina o incluso a las prendas íntimas, supuesto signo de opresión. Desde 1967 se liberalizaron las leyes del aborto en todo el mundo desarrollado. En Francia donde sólo el 1% de las mujeres eran ejecutivos en 1974 hubo, por vez primera, una ministra, Françoise Giroud, dedicada a la condición femenina. La liberalización del divorcio tuvo, en general, menos conflictividad, aun con excepciones.

http://www.artehistoria.jcyl.es/historia/contextos/3343.htm